Mañana del 2 de junio, los
ciudadanos del Estado español se encuentran sumidos en sus rutinarios
quehaceres, los más afortunados, en el trabajo o la universidad, otros, más de
cuatro millones y medio, tratando de sobrellevar un día más de paro…
De repente una noticia comienza a
correr como la pólvora, ¡El Rey ha abdicado!
El reinado de Juan Carlos de
Borbón ha estado sembrado de turbulencias, escándalos e incógnitas, desde sus
más remotos inicios al amparo del Generalísimo hasta sus bochornosos últimos
años de cacerías en Botswana,
presunciones con Corina y sombras sobre la honradez de su propia hija y yerno,
pasando, sin duda, por el 23F.
Se ha creado mucha mitología
alrededor del monarca, de salvador de la democracia, respetado representante
internacional, símbolo de estabilidad y guardián de la patria.. pero lo que es
innegable es que su institución pierde apoyo por momentos a la par que el
régimen del 78 se resquebraja (la muestra más reciente de ello son los
resultados de las elecciones europeas: jamás PP y PSOE habían acumulado tan
pocos votos y esto, como columnas del régimen, cimentadas en la monarquía,
preocupa… y mucho)
.
Los grandes privilegiados por el
tambaleante sistema, que durante los últimos años, incluso en un clima ya de
por sí hostil debido a la dura crisis económica que atravesamos, se han ido
sumiendo paulatinamente en la ciénaga, dejando un panorama desolador de
instituciones putrefactas y desconfianza ciudadana; una de esas instituciones,
sin duda, es la Corona… ¡Renovarse o morir!
Parece que el monarca no ha sido
el único que ha decidido quitarse de en medio, pocos días antes de su
abdicación hacía lo propio el dirigente socialista, un completo cadáver
político. Todo esto no es más que un intento a la desesperada de lavarse la
cara chapuceramente, esa renovación y paso a primera línea de figuras más
jóvenes es algo que, a mi parecer, es muy importante, pero ellos lo plantean
mal: renovación no se logra colocando por herencia en la jefatura de Estado a
un hombre de 46 años que ha estado toda su vida dentro de una burbuja y no
tiene ni la más remota idea de lo que sufre “su pueblo” o cambiando la cara
visible de uno de los partidos que le hacen el juego al sistema… renovación es
más democracia, renovación es más participación ciudadana, renovación son los
cinco eurodiputados de Podemos, renovación es Alberto Garzón, renovación son
las juventudes socialistas pidiéndole a su partido que no vote la ley de
sucesión, renovación es pedir que en un Estado democrático su más alto cargo
sea democráticamente elegido, ¡Renovación es terminar con el sistema heredero
del franquismo!
Dicha renovación no vendrá, desde
luego, de la mano de una institución arcaica, ni de un jefe de estado
vitalicio, inelegible e inviolable, ni, por supuesto, de los partidos que
pactan para mantener sus privilegios. Entre esos privilegios está el dinero,
cómo no, el dinero, como los 102.464€ al año que recibirá Leonor de Borbón en
cuanto sea nombrada Princesa de Asturias, desorbitado, ¿Vedad? Planteémoslo de
otro modo: una niña de 8 años estará cobrando del Estado 8.538,66€ al mes, lo
que cobran veinte familias (426€) para morirse de hambre… esperpéntico,
¿Verdad? Pero no es fácil hablar de números al respecto, ya que las cuentas
reales no están muy claras y es difícil rastrear todo el dinero que le es
destinado ya que a la propia partida estatal hay que sumarle las múltiples
partidas que destinan los ministerios, como el de Presidencia y el de
Exteriores. Se estima que la Casa Real costó el último año unos cincuenta
millones de euros al Estado, dinero que alegremente reciben mientras se
desahucian familias sin recursos, estudiantes abandonan la universidad por no
poder pagar las tasas y no recortan, sino podan, la sanidad pública.
Ya basta de tratarnos como si
fuésemos niños pequeños que necesitan tutela, no queremos ser súbditos, no
queremos más apologías a la política del miedo ni guerracivilismo barato,
queremos ser ciudadanos y exigimos el ejercicio del artículo 1.2 de la CE: “La
soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del
Estado”.
<< ¡Referendum ya! >>
Fue el grito más escuchado en la Plaza del Sol durante la concentración que
tuvo lugar a las 20.00h del mismo día de la abdicación, pero no sólo en Madrid,
el eco republicano resonó por Oviedo, Granada, valencia, Zaragoza, Gijón,
Barcelona e incluso pequeñas localidades como Langreo entre otros muchos
lugares que también se tiñeron de morado. Volveremos a llenar las
calles, y así hasta que nos escuchen, porque si se produce una desconexión
entre lo que se vota en la Cámara de representación del pueblo y lo que grita
el pueblo en las calles es que algo estamos haciendo realmente mal…
Salud y república,
Mar
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